miércoles, 3 de septiembre de 2008

MI ABUELO MATÓ EL GRUNGE


Aquella tarde del 8 de abril de 1994 había una extraña sensación en el ambiente. Ya Kurt Cobain estaba muerto y nos enteraríamos vía FM o en el camino, en el fondo todos esperábamos esa noticia en cualquier momento. Kurt no era de esos que le gustara vivir mucho, no era muy inteligente el muchacho, al final no supo resolver sus conflictos de la Generación X y optó por la vía fácil. Se tomó a pecho el “Espero morir antes de envejecer” del clásico tema de The Who: My Generation. ¿Qué pensará su solitaria hija Frances Bean en este momento?


En todo caso el grunge ya estaba en terapia intensiva. Bruce Pavitt, fundador del sello Sub Pop ya había movido las teclas necesarias para que su proyecto “indie” se volviera la ambición “mainstream” que lo había motivado desde el comienzo. Siempre podía contar con su bisoño aliado Cobain a atacar a todo el que vendiera tantos discos como Nirvana e hiciera tantos videos como el trío “anti-comercial”. ¿Quién le hizo el juego a la industria? Aceptémoslo el rock siempre necesita mártires, ver la imagen de un joven rebelde, bien parecido y muerto, será la foto atemporal por la que defenderemos el último recuerdo de ese personaje. No es grato ver cómo terminaría en la miseria y olvido como tal vez Axl Rose se preocupa en hacer por estos días.

Cuando recibí la noticia, en la radio, en mi walkman (los gruncheros de la época oíamos casette y cuando se iban a acabar las baterías, poníamos la radio), quedé en shock. Era la primera vez que enfrentaba la muerte de un rockero de los que uno pretendía seguir. No se me hizo un buen ejemplo, mis audífonos cayeron y pensé en llegar a mi casa a escuchar una banda aún viva: Pearl Jam estaba disponible, pero preferí Metallica. Una llamada llegó anunciando la muerte de mi abuelo… una enfermedad más que un suicidio inentendible. Mi abuelo supo lidiar mejor los diferentes dolores estomacales y el peso que supuso levantar una familia. ¿Eso no es rock?

Recuerdo que una de esas escapadas luego de clases, cuando quieres cambiar todo lo que ves, le dije a mis amigos que mi teoría era la de que Cobain ya estaba muerto y tampoco tenía idea si subíamos al Ávila -aún se llamaba así en el 94- al día siguiente porque la vida es tan fugaz que quizás recibía la llamada de que mi abuelo moría. Ambas noticias, casi proféticas, llegaron camino a la casa. Inmediatamente comprendí que uno no se aferra a las modas, aunque las vivas y seas parte de ella.


No pintaba atractivo el grunge esos días, digo, aún quedaban discos geniales como Superunknown (Soundgarden) o parte de lo que Dirt (Alice In Chains), Core (Stone Temple Pilots) y Vs (Pearl Jam) nos había dejado, pero tanta maravilla iba a ser derrumbada por sus protagonistas. Agradezco que luego haya salido Vitalogy (Pearl Jam), Live Through This (Hole) y la joya definitiva Above (Mad Season).

Es el agotamiento, el rendirse en el camino, la pérdida de quienes confiaron en la rebeldía del niño Kurt queriendo jugar a ser anti-rockstar mientras soñaba con el status de super-estrella lo que se vio disipado el 8 de abril. Claramente lo describe el documental “All apologies” (2006).

Entonces fue la muerte de mi abuelo lo que me hizo caer en el aislamiento, el razonamiento, visualizar que el verdadero sentido de las canciones se alojaba en la interpretación que se hace a través del tiempo. La fuerza de superar la moda y seguir significando algo.


Haciendo alusión a la riña alimentada por los medios y fanáticos entre Kurt Cobain y Eddie Vedder, ambos reconciliados en la presentación de Eric Clapton la noche de los Mtv Music Awards 1992, podríamos decir que Kurt dejó y cumplió su “I Hate Myself and Want to Die” (Me odio yo mismo y quiero morir) mientras Eddie sigue cantando “Alive” llevado por el coreado “I am still alive” (Aun sigo vivo). Son los hechos los que construyen la historia musical. Ambas canciones tienen la tragedia en sus letras.

El grunge se fue y sus sobrevivientes Eddie Vedder, Dave Grohl , Chris Cornell, entre otros han ido más allá del efímero movimiento para crear sus vidas dentro del rock que siempre quisieron hacer.


Así que fue mi abuelo quien me abrió a este entendimiento, supongo que fue él entonces quien mató el grunge que yo estaba disfrutando en pleno 1994… Digo yo… no sé.