martes, 21 de octubre de 2008

EXIJO MI DERECHO A REPLICA


El otro día escuchaba algunos músicos quejándose de que en tal o cual medio habían escrito mal su nombre o que usaron una foto de cuando salía el baterista que antes era su amigo y que ahora no soportan ver en las gráficas que dieron vida a su mimado proyecto musical, esos que elegantemente “salieron en buen término”, pero ya no se habla de él. Si hay algo inviolable en el código de conducta diaria de un músico, es su ego.

No niego los errores propios del ser humano, es decir, puede que en víspera del cierre de página en la redacción, confundan el nombre del bajista o en vez de colocarle al disco el título real, hasta usas el del sencillo promocional. Los errores suceden, los involuntarios sobre todo. Gracias le damos al derecho a réplica que nos da la felicidad de enmendarlos. Todos contentos al final.

Por allí se cuelan los lectores cultos del inglés, quienes pelean por el apóstrofe en la canción de culto de sus bandas, omitida por el corrector de turno. ¿Pueden creer que son capaces de aprender cómo se escribe una canción en inglés y hacen un vulgar y despiadado reclamo con errores ortográficos en español? Su habilidad en dar por sentado la ineptitud e ignorancia de un periodista en materia musical, solo porque le faltó una “s” escrita a la canción, es bárbara,.. entre los ejemplos abundantes que uno ve por allí.

Acepto todos mis errores cometidos, me declaro culpable, pido disculpas a las bandas que he omitido o agregado, por error involuntario, sus nombres o lo que fuere, víctima quizás de una trasnochada faena de escritura musical. No me excuso, me disculpo con la honestidad que me gustaría conservar con los años.

Entonces creo que viene mi parte ¿acaso no puedo exigir mi derecho a réplica cuando un baterista, bajista o guitarrista se pela? ¿Acaso debo quedarme callado y no reclamar cuando el cantante llega borracho a un concierto porque le parece que así lucirá más rockero que todos sus colegas músicos?

Pienso en la terrible falta de respeto, lo caradura que llegan a ser cuando te vuelven a invitar a otro toque y encima piden apoyo en los venideros conciertos. Una cosa es malgastar el tiempo tocando en los ensayos, con amigos muy cercanos, solo por la ya consciente idea de que “iremos a pasarla chévere”, sin ningún propósito trascendental que reunir a una posible cofradía de seguidores justificando su ausencia de profesionalismo con chistes trasnochados, comunes y aderezados con un nivel etílico en detrimento de las razones por las que uno elije asistir a un local nocturno, inspirado por el inocente impulso de apoyar la escena venezolana.

La inspiración de un músico hacia su público es directamente proporcional a la dedicación y respeto en tarima, así como en la calidad musical que presenta. ¿Tenemos que cultivar los vicios repetitivos por los que un alto porcentaje de bandas se refugian en la sempiterna y desgastada frase del “apoyo nacional”, solo para alimentar el ego de un sonido cute and paste mal interpretado y desafinado?

Me gustaría pensar que cuando un baterista/guitarrista/bajista se equivoca en tarima dirá :“disculpen, volveré a tocar el tema por respeto a los que pagaron”. Sería halagador que el cantante deje a sus músicos jammeando mientras va y afina su voz en el camerino o intenta equilibrar su evidente desnivel alcohólico y no tratando de sacarle provecho a su petulancia rockstar.

Ejemplos como el de la gira de Radiohead, en West Palm Beach, Florida, cuando entonaban “Weird Fishes/Arpeggi” y hubo algunas fallas, hasta que el propio Thom Yorke decidió repetirla para que quedara mejor. Recuerdo la frase de Eddie Vedder en el concierto de Pearl Jam de San Sebastian, España, cuando Mike McCready hizo algunas malas notas en "Alive": “Se supone que somos una banda profesional”, el solo de guitarra a continuación fue una de las locuras psicodélicas en directo que Mike se le ocurrió hacer para enmendar su culpa. No es que los justifique del todo, pero tener el valor de rectificar en vivo, arriesgando la posición de súper bandas, en el fondo es hasta inspirador.

El ciudadano común también reclama disfrutar el equivalente a lo que paga por una presentación en ciertos recintos ¿Acaso no debería yo exigir mi derecho a réplica por todas las veces que suenan mal en tarima? Digo yo… no sé.

viernes, 17 de octubre de 2008

EN VENEZUELA NO HAY MUSICOS, SINO FANATICOS... ¡GRACIAS MTV!


Ya la idea de que el Fan Club de Tokio Hotel en Venezuela estuviese nominado a los Premios MTV Latinos 2008, fue una noticia estoica que asumí relajado e ignoré algunos minutos. Esperábamos que Los Paranoias, Candy 66, Tres dueños, Los Mentas y hasta Levítico aparecieran en la lista de nominados en cualquier categoría como ya nos estábamos acostumbrando luego de que Los Pixel (2005) y Chucknorris (2006) habían sido tomados en cuenta.

Este año la cosa fue diferente, un fan club venezolano era nominado quién sabe bajo qué parámetros. Es decir, soy miembro de la academia de los Premios, pero jamás tuve acceso a esta categoría, ni lo ví dentro de las opciones que nos fue enviada. Además veamos un poco los fan club nominados: 30 Seconds to mars (Peru), Babasónicos (Argentina), Belanova (Mexico), Jonas Brothers (Mexico), Kudai (Argentina) y Tokio Hotel (Venezuela). No quiero ser chocante con los indescriptibles fans de Dream Theater, los fieles seguidores de Iron Maiden o los enfermizos conocedores de Kiss, esta gente puede estar tan o más loca como las féminas seguidoras del adolescente alemán Bill Kaulitz y compañía, pero no parecen haber sido tomados en cuenta… tampoco era necesario.

A ver, ¿quiere decir que todo esta gente –el fan club- pudo llevarse un premio por rendirle culto a una banda alemana de quien no critico su música ni sus peinados, menos el parecido a Tina Turner de su cantante Bill, pero que son capaces de poner el nombre de Venezuela en la lista de ganadores cuando hay un porcentaje de decencia musical venezolana que se pelea cada año una postulación por su video en rotación a las 3:00 am cuando MTV pasa videos?... ¡Vaya!

Sabía que estábamos mal, conozco la desorganización que sufre el desarrollo de las bandas en nuestro país, pero esto fue un golpe bajo. ¡Nos ganamos un MTV latino por ser fans!... especialmente de una banda germana que seguro tiene menos seguidores que Oasis o Metallica aquí en la República Bolivariana.

Voy a ser sincero, el morbo noctámbulo cuando anunciaban los nominados me decía “¿qué tal que lo gane el fan club de Tokio Hotel?”. Hubo un segundo de alegría forrada en la inocencia volátil del momento. Cuando dan el ganador y vemos a la niña Elizabeth Díaz (no sé si era ella, supongo que por ser la presidenta, es quien debió aparecer), emocionada ,aceptando su “lengua” –el premio, no piensen mal- en la Plaza Altamira, otrora lugar de concentración escuálida que trataba de tumbar a Chávez, ahora convertida en territorio de celebración absurda, mi somnolienta visión fue interrumpida bruscamente. Irónicamente el fan club ni siquiera había sido invitado a Guadalajara a presenciar el evento, por supuesto estas niñas no podrían pagarse un boleto de avión y tampoco el hotel a México para disfrutar de su momento.

Creo que si lo tomamos con calma fue lo mejor que sucedió, cuando el pequeño Bill dijo “Gracias a México que son lo mejor en fan que tenemos”, no me imagino la desilusión de estas chicas venezolanas. ¿Las escuelas alemanas le enseñarán a sus alumnos que Latinoamérica no es México y que no todos comemos tamales, aunque nos guste las hallacas y los bollitos o que el tequila no es la bebida oficial de todos los países latinos, sino que por acá solemos tomar ron?

Seguramente los de Tokio Hotel no saben que sus fanáticas puedan ser capaces de oír su disco Scream tomando anís con chicha (entre muchas de las extrañas mezclas de bachillerato) a escondidas de sus padres, tampoco si se levantan oyendo sus canciones en el ipod mientras desayunan arepa con perico.

La primera lectura de este premio que nos enorgullece podría ser la de que no tenemos a ninguna banda importante ni destacada como para ganarse un premio MTV, hemos sido reducidos a un país que no ofrece nada musicalmente, pero que sí sabe cómo gritarle a sus ídolos en cada concierto. ¿Por eso será que vienen dinosaurios musicales a morir en concierto aquí?

Los venezolanos sabemos cómo corear temas, cómo aplaudir fuerte a sus bandas internacionales favoritas, pero viendo todo esto, no sabemos hacer música lo suficientemente inteligente, catchy, glamorosa, divertida y accesible como para llevarse una “lengua” a sus casas. Por supuesto que ni el fan club de Desorden Público ni Los Amigos Invisibles fue nominado… perdón, esos videos no los pasan en ese canal. No menciono el de Caramelos de Cianuro porque estos días no sé si con la salida de el "baterista" aka Alfonso -así se llama el baterista por si no lo sabían-, su fan club se haya dividido o desorientado. Al menos espero que los abogados de Alfonso Tosta no les haya quitado sus fan a Asier y el Enano que bastante le han echado pichón a su banda.

Repito, no tengo nada contra Tokio Hotel –claro que no los llevo ni en mi ipod y sólo he oído el disco una sola vez-, pero valga de alguna forma mis felicitaciones a las chicas del fan club que no tienen la culpa y al final confían en lo que hacen. Les dejo su link por si les interesa visitarlas Tokio Hotel Fan Club Venezuela.

Eso me recuerda el año en que Los Mentas fueron nominados a los Premios Venezuelan Pop and Rock 2001 y ganaron la categoría “Mejor diseño gráfico”, fue como decir “hacen lindos videos, simpáticas portadas, pero su música no convence aún”… Digo yo… no sé.